Alfredo Jaar: «El lamento de las imágenes»

Exposiciones

| Leonardo Infante

El secuestro de las imágenes y el proyecto Ruanda; Alfredo Jaar
Vásquez Rocca. Adolfo

El Proyecto Ruanda o cuando el horror no tiene rostro

En la última década hemos sido testigos de un fenómeno estético-político de gran alcance, una operación político gubernamental de blanqueamiento de imagen, de manipulación de imágenes o ––si se quiere–– de su secuestro, perpetrado por países como Estados Unidos, que bajo alianza estratégica con bancos de datos como los de Microsoft, no dejan circular ciertas fotografías y registros visuales que comprometen su imagen en el concierto internacional: imágenes de la intervención militar en Iraq o las prácticas de encierro y tortura en los campos de prisioneros en las bases militares de Guantánamo.

Probablemente por ello, por este secuestro de las imágenes y a diferencia de Vietnam – donde el rol jugado por los corresponsales de guerra fue decisivo para sensibilizar a la población civil– la cobertura extensiva de la guerra en Iraq mantuvo el nivel de conformidad pública en los Estados Unidos, a pesar de la vociferante oposición masiva.

Durante la invasión de Iraq, desde marzo hasta mayo de 2003, se produjeron más imágenes –ya fuera en televisión, en fotografía o en internet– que en cualquier otro período comparable de la historia, sin embargo aquí ha tenido lugar, en el decir del artista visual Alfredo Jaar, un secuestro de las imágenes.

Las mismas que el ha intentado recuperar, mediante su prolífico trabajo de documentación de catástrofes y genocidios como el acontecido en Ruanda. Jaar trabaja con la idea de la desaparición de las imágenes.

En esta misma instalación encontramos la idea de la manipulación de las imágenes, su privatización y posterior desaparición. Esto obedecería a la convicción de los gobiernos acerca del poder de las imágenes, tesis refrendada históricamente por el caso de Vietnam, donde las imágenes detuvieron una guerra, jugando allí un rol preponderante  los corresponsales de guerra que lograron sensibilizar a gran parte de la población civil.  A esto se le teme, por ello no se deja a las imágenes circular y más bien se les secuestra.

Alfredo Jaar: El lamento de las imágenes

Alfredo Jaar, chileno, uno de los más importantes artistas visuales latinoamericanos, desarrolló su obra-proyecto Ruanda con miras a la sensibilización sobre el genocidio acontecido en 1994, y sobre el cual hubo un silencio cómplice por parte de la comunidad internacional.
Conmovido por el genocidio de Ruanda de 1994, viajó allí, y en lugar de mostrar imágenes cruentas de una de las peores matanzas de la edad moderna, optó con sabia sensibilidad por focalizar el hecho en los ojos de Nduwayzu ––un pequeño sobreviviente–– imagen que reitera copiándola un millón de veces hasta formar una montaña de un millón de diapositivas, se trata del Lamento de las Imágenes, el reverso de su instalación donde se experiencia una luz cegadora, donde ya no quedan imágenes posibles para representar el horror.

Genocidio y silencio internacional: El Proyecto Ruanda

En 1994 en Ruanda ocurrió una masacre de proporciones gigantescas, una masacre con una historia de criminalidad y complicidad generalizadas. Una historia de un genocidio descomunal, patrocinado por el estado, el cual necesito años de organización pero solo 100 días para su realización.

En este genocidio murieron más de un millón de habitantes, a los ojos del mundo entero, sin que nadie hiciera algo. Las potencias mundiales no hicieron nada frente a esta masacre de proporciones que ocurría en el continente Africano, siendo que tenían las herramientas para poder acabar con este genocidio.

Toda esta situación que estaba ocurriendo en Ruanda llamó la atención del Alfredo Jaar el cual viajo a ese país para ver con sus propios ojos lo que ocurría en esas tierras.

Recorrió el país, conoció a sus gentes, se interesó por sus historias. Allá fotografió los ojos de un niño recientemente huérfano. Esos ojos Jaar los reprodujo en diapositivas, en cantidad de un millón, como el número de víctimas del genocidio en ese país africano, y luego las apiló todas sobre una mesa de luz. Otras fotografías de ese mismo viaje, Jaar literalmente las enterró en cajas negras, y sobre éstas escribió la descripción de lo que se podría ver en las fotos. Todo esto fue lo que Jaar llamó “El Proyecto Ruanda”. En este proyecto Jaar intenta crear conciencia social frente a este tema que se quiso pasar por alto en todo el mundo.

La función del arte

La obra de Alfredo Jaar (Santiago de Chile, 1956) está marcada por el compromiso con la historia, por la reflexión sobre el distanciamiento entre el tercer Mundo y los países desarrollados. En 1994 viajó a Ruanda y plasmó el horror del genocidio en más de 3.000 fotografías. Sin embargo, Jaar, escéptico sobre el poder de la imagen, prefiere sugerir a mostrar la crudeza de este triste episodio de la historia, denunciar la pasividad internacional a deslumbrar con la fuerza expresiva de las instantáneas.
La imagen ha perdido la capacidad de conmover. La gente ha perdido totalmente la capacidad de conmoverse. Por ello hay que buscar nuevas estrategias de representación. El desafío es lograr que en nuestro mundo, en el que estamos expuestos al vértigo de las imágenes, una de dolor signifique y emocione. Jaar en otra de sus instalaciones coloca múltiples fotografías dentro de cajas donde el espectador sólo puede leer su descripción.

Puede parecer paradojal que pese a que vivimos inmersos en un bombardeo de información Jaar apoye su muestra –precisamente– en textos, y proyecte diapositivas que narran sólo con palabras este genocidio. Al parecer, Jaar se ve también asaltado por cierto pesimismo respecto de la imagen, por dudas en cuanto a su efectividad y a los alcances del rol social del arte. Al ocultar las fotografías, dejando expuesta sólo su descripción su propósito ha sido despertar la conciencia por medio de un ocultamiento visual que devuelva la capacidad de ver el drama humano.

El espectáculo humanitario; paradojas de la sociedad de la información

Ciertos tratamientos mediáticos de las crisis humanitarias, y en virtud de las posibilidades de retransmitir en directo, han logrado convertir auténticos dramas humanos, éxodos masivos o epidemias de gran mortalidad en espectáculos de gran audiencia. Hemos comentado ya el caso dramático de Ruanda en 1994, cuando se produce un genocidio sin apenas periodistas internacionales que pudieran explicarlo, y mucho menos mostrarlo. No es hasta dos meses después , cuando el cólera se cobra decenas de miles de muertos en los alrededores de Goma, que centenares de periodistas de todo el mundo se acercan a la zona, invaden todos los hoteles de la ciudad, ocupan el aeropuerto con un impresionante despliegue de parabólicas y ordenadores, y se organiza un auténtico “escaparate telemático de la muerte”, cuando no una verdadera búsqueda y captura del agonizante más esquelético o el cadáver de mayor impacto visual, además de mostrar las proezas de os nuevos héroes, los “humanitarios”. Roskis puso el dedo en la llaga cuando señalaba que no fue la guerra civil, la masacre planificada de centenares de miles de tutsis y de opositores hutus, lo que inspiró más a las cámaras, periódicos, magazines y televisores, sino la liturgia humanitaria, “éxodo y sacos de arroz, huérfanos y dispensarios, humanidad maltratada y benefactores decididos, imágenes de desgracia y movimiento de salvadores”.
El espectáculo humanitario

Periodistas y humanitarios se vieron obligados a compartir mesas en hoteles y restaurantes, pero acompañados a veces de unos recién exiliados: militares y políticos del defenestrado gobierno ruandés, los planificadores del genocidio y los escuadrones de la muerte, sin que fueran realmente interpelados por nadie, porque la atención mediática no pasaba por adentrarse en las causas de cuanto sucedía, ni en señalar los causantes de tanta muerte, sino únicamente en mostrar el espectáculo de las consecuencias. Y así durante semanas y meses, consumiendo imágenes de muerte y desolación, sin atinar en que si hay víctimas es que también, forzosamente, ha de haber culpables. De esta forma, el espectáculo humanitario basado en operaciones para su consumo mediático se convierte en el peor enemigo de la misma acción humanitaria, porque dicho espectáculo “no significa el retorno al altruismo, sino el confort moral, nueva modalidad de la satisfacción hedonista”.


Adolfo Vásquez Rocca. Doctor en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía IV. Profesor dePostgrado del Instituto de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; Profesor de Antropología y Estética en el Departamento de Artes y Humanidades de la Universidad Andrés Bello UNAB. – En octubre de 2006 y 2007 es invitado por la ‘Fundación Hombre y Mundo’ y la UNAM a dictar un Ciclo de Conferencias en México. – Miembro del Consejo Editorial Internacional de la ‘Fundación Ética Mundial’ de México. Director del Consejo Consultivo Internacional de Konvergencias, Revista de Filosofía y Culturas en Diálogo, Argentina. Director de Revista Observaciones Filosóficas. Profesor visitante en la Maestría en Filosofía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y Profesor Asociado al Grupo Theoria –Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado– UCM. Ha publicado recientemente el Libro: Peter Sloterdijk; Esferas, helada cósmica y políticas de climatización, Colección Novatores, Nº 28, Editorial de la Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia, España, 2008.

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Vásquez Rocca. Adolfo, «Ilya Kabakov; Arte de la instalación, conceptualismo ruso y el Palacio de los proyectos», En Escáner Cultural, Revista de Arte contemporáneo y nuevas tendencias, Nº 101 – enero – febrero 2008, http://revista.escaner.cl/node/598

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Vásquez Rocca. Adolfo, «Las Metáforas del Cuerpo en la Filosofía de Jean-Luc Nancy; Nueva carne, cuerpo sin órganos y escatología de la enfermedad».En Revista ALEPH ZERO Nº 47. Enero – Marzo, 2008, Escuela de Ingeniería y Ciencias, UNIVERSIDAD DE LAS AMÉRICAS PUEBLA, MÉXICO. indexada en LATINDEX.
http://hosting.udlap.mx/profesores/miguela.mendez/alephzero/archivo/historico/az47/rocca47.html

Vásquez Rocca, Adolfo, «El Arte abandona la galería ! ¿A dónde va?», En RÉPLICA 21 © , Revista Internacional de Artes Visuales, México, Abril 2008.
http://replica21.com/archivo/articulos/u_v/542_vazquez_abandono.html

Vásquez Rocca, Adolfo, «Arquitectura, Diseño y Filosofia en Heidegger; Construir, Habitar, Pensar», En Arqchile.cl ©, Portal Latinoamericano de Arquitectura, ISSN 0718-431X, Concepción , mayo 2008.
http://www.arqchile.cl/arquitectura_heidegger.html

Vásquez Rocca, Adolfo, «El Palacio de Cristal: Sloterdijk y Walter Benjamin; De los ‘pasajes’ a los invernaderos de la posmodernidad», En Escáner Cultural, Revista de Arte contemporáneo y nuevas tendencias, Nº 104 – mayo, 2008
http://revista.escaner.cl/node/742

Artículo «Individualismo, modernidad líquida y terrorismo hipermoderno; de Bauman a Sloterdijk», En KONVERGENCIAS, Revista de Filosofía y Culturas en Dialogo, Nº 17, 2008 – ADEFYC Asociación de Estudios Filosóficos y Culturales, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, pp, 122 – 130
http://www.konvergencias.net/vasquezrocca168.pdf

Vásquez Rocca, Adolfo, «La Crítica de Arte y la Estética Contemporánea» En Escáner Cultural, Revista de Arte contemporáneo y nuevas tendencias, Nº 105 – junio, 2008. http://revista.escaner.cl/node/792

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  1. FELICITACIONES POR RECORDAR LA CRUDA VERDAD DE UNA PARTE DE LA HISTORIA DEL CONTINENTE AFRICANO….y recordemos algo de América Latina el llamado continente de la esperanza, es y ha sido una preocupación constante, para los que ven como se incrementan los niveles de pobreza absoluta , se profundizan los niveles de desigualdad y de distribución del ingreso, a lo que debemos agregar, el aumento del desempleo ,el incremento del empleo precario y la disminución de la capacidad adquisitiva del salario, todos estos problemas y otros mas han conducido a un deterioro de la calidad de vida, la polarización política y social y un desgaste de las instituciones públicas.

    América Latina y el caribe es una región altamente desigual, a tal punto que 10 de los 15 países con mayor disparidad del planeta (Bolivia, Haití, Ecuador, Brasil, Honduras, Panamá, Paraguay, Chile, Colombia y Guatemala) pertenecen a esta zona, son estas realidades las que han definido a América Latina como la región más desigual del mundo.

  2. Un post muy interesante.
    Hace dos semanas tuvimos el placer de contar con la presencia de Alfredo Jaar en el encuentro «Ideas para cambiar el Mundo» que se celebró en Bilbao organizado por Fundación 2012 Fundazioa.
    La intervención del artista chileno fue una de las más emotivas, sobre todo cuando explicó con imágenes su obra ‘La geometría de la conciencia’.
    Podéis ver esta intervención en nuestra página http://www.euskadi2012.org seguro que os emociona.
    Un saludo.

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